Por primera vez se demuestra que un elemento de un cromosoma regula la actividad genética de otro cromosoma. Los resultados provienen de un estudio hecho en células T coadyuvantes en las células TH1 que activan un interferón y otras vías del sistema inmune mediadas por anticuerpos.
Una técnica de fluorescencia confirma que los cromosomas enlazan su DNA y aumenta la evidencia de que la posición de la cromatina dentro del núcleo es un limitador importante de la actividad genética.
El grupo de Spilianakis descubrió un nuevo mecanismo de regulación genética que agrega una pieza al rompecabezas de la forma en que la célula organiza su genoma para responder a los estímulos. En un comentario del trabajo, Dimitris Kioussis explica que los investigadores "demostraron que los genes de diferentes cromosomas destinados a expresarse en un linaje común de células se juntan en el núcleo" y aunque esto ya se sospechaba desde hace tiempo, es la primera vez que se obtienen evidencias del proceso.
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